lunes, 18 de marzo de 2013

CARNAVALES

Los carnavales de 1923 estuvieron pasados por agua, por lo que las fiestas callejeras se deslucieron. Un cronista local, Alberto Pedrosa escribía en «La Voz de Guipúzcoa» del 13 de febrero, martes de Carnaval: «La desanimación ha sido grande, pareciendo en algunos momentos que no se celebraban los Carnavales y que nos hallábamos en un día de fiesta ordinario, en uno de tantos domingos como tiene el año. Por otra parte, los disfraces han sido escasísimos y se han concretado en su mayoría a los niños, prueba evidente de que el Carnaval es una de la fiestas decadentes que está llamada a desaparecer, lo cual demostraría cultura y buen gusto». Pese a este pronóstico o vaticinio, setenta años después el Carnaval sigue. Pero vayamos con el de 1923.

El domingo de Carnaval salió a la calle la comparsa de caldereros, de la Euskal Billera, la sociedad koskera que más festejos organizaba. La componían cerca de un centenar de húngaros ataviados con sus trajes típicos que llevaban sus caballerías, carros y algunos hasta un mono. La pintoresca "troupe" recorrio las principales calles de la ciudad cantando las populares canciones a las que el maestro Sarriegui había puesto musica. Les importó poco a aquellos gitanos de «la Hungría» que lloviese, pues estuvieron paseando por las calles hasta la noche.

Los otros festejos callejeros fueron un aurresku infantil en la plaza de la Constitución y la «trikitixa» en el Boulevard. Los bailes tuvieron que hacerse en el kiosko de la música, debido a la amenaza de lluvia. Por la noche hubo zezenzusko en la plaza de la Constitución.

El martes mejoró el tiempo y por la tarde cerró el comercio, con lo que las calles estuvieron animadas. Hubo en la Plaza de la Constitución un concurso de baile p6r parejas y un aurresku infantil. La Euskal Billera sacó una carroza-trono y los del Umore Ona otra, que era una sidrería con un gran tonel, cocina para freír sardinas y mesas para jugar al mus al calor de la fogata. " Hubo concurso de espatadanza y makildanza, presentando los alumnos de la Escuela de Declamación una comparsa de «sorgiñas». Aquel martes se terminó con una retreta organizada por la Euskal Billera y con el entierro de la sardina. Pero si en las calles no hubo muchos festejos, no pasó lo mismo en los locales cerrados. Hubo bailes en el Victoria Eugenia, en el Casino, en la Artesana, en el Círculo Mercantil, en el Kursaal, en la sociedad Beti Emen, una sociedad nueva sita en 31 de agosto núm. 15, en el teatro Colón, en el Racing Club...Y 
banquetes en el Casino Kursaal y diversas sociedades. ..."

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